viernes, 17 de julio de 2009

CAPOEIRA, UNA FORMA DE VIDA

Una forma de expresión multidisciplinar originaria de Brasil, que aúna el baile, la música y las artes marciales y, sobre todo, una forma de evasión y disfrute que se ha convertido en una filosofía de vida para miles de practicantes en todo el globo


Raíces
Los orígenes de la capoeira se remontan a principios del siglo XVII y, «tal como hay varias formas de vivirla, hay varias verdades sobre ella» argumenta Paranius, que resume con pasión cuatro siglos de historia. «Nació entre los esclavos que fueron llevados a la fuerza desde África a Brasil. Tras interminables jornadas de trabajos forzados, el desarraigo y la tristeza les hacían enfermar y morir, su vida no tenía sentido».
Así, al anochecer se unían para cantar y olvidar sus penas. «Con una calabaza, una cuerda y un palo fabricaban el berimbau, un instrumento simple que parece que habla. Su música te da energía y lo que empezaba como un baile derivó en movimientos más fluidos». Camuflada en el baile nació también una forma de autodefensa para conseguir huir de un infierno en el que sólo se hablaba el lenguaje del látigo. «Huían por los matorrales hasta que los capataces, que conocían como nadie el terreno, les capturaban y les castigaban para disuadir a los demás».
El significado a la palabra capoeira guarda relación con las matas poco frondosas y bajas. Allí donde había espacios abiertos podían practicarla «sobre todo los que habían conseguido huir y crearon los primeros quilombos», asentamientos de esclavos ocultos en el corazón de la selva.
Incursiones
Con el paso del tiempo, pequeños grupos buscaron la prosperidad fuera de la selva. «Eran esclavos de sí mismos. Fueron llegando a los pueblos y no tenían nada salvo hambre. Sólo les quedaba saquear. Mientras, practicaban entre ellos el arte de atacar y defenderse, y se fueron organizando como bandas». El gobierno prohibió entonces la práctica de la capoeira, y los apresados eran duramente reprimidos. Mientras la capoeira seguía viva entre las sombras, los primeros políticos vieron el potencial de estas bandas «para sabotear las reuniones de sus contrincantes», por lo que empezaron a ser contratados como matones.
Zumbí dos Palmares
Los quilombos fueron ganando fuerza. Uno de ellos aglutinaba a todos los huídos y prófugos, donde la capoeira fue llevada al extremo. «Era el quilombo Palmares que, tras el mandato de Ganga Zumba, fue liderado por el hombre más inteligente y el mejor guerrero de todos, Zumbí Dos Palmares (1655-1695)». El que fuera un niño que la Iglesia sacó de un quilombo y adoptó, llegado a su adolescencia «decidió volver para defender su raza y su sangre, y fue reconocido como el comandante del quilombo más fuerte» relata Paranius con admiración en sus ojos.
El mapa político brasileño cambió, y los antes boicoteados llegaron al poder. «Decidieron acabar con el quilombo de Palmares, para dar un golpe de autoridad. Un ejército de diez mil hombres revisó la selva mata por mata armados con fusiles pero, llegado el encuentro, Zumbí acabó con ellos, porque sus hombres conocían mejor el terreno». El gobierno insistió con 20.000 nuevos soldados, y así los aniquilaron. Pese a todo, Zumbí logró evadirse, y se le puso precio a su cabeza. «Su mejor amigo le delató por la recompensa» narra Paranius con gesto despectivo. «Lo prendieron, lo degollaron, y llevaron su cabeza a la plaza pública de Recife, para que la viese todo el mundo».
Evolución
La capoeira fue trasmitida de padres a hijos en la clandestinidad hasta que se abolió su prohibición y, en 1937, el Maestro Bimba creó la primera escuela. «Avanzó mucho en la creación de las bases, y a partir de su legado fueron surgiendo nuevos grupos y diferentes escuelas». Al final, todas las ramificaciones confluyen en el berimbau. «La música es el hilo conductor que indica qué hacer, de qué forma jugar en cada momento. Es un arte. Un juego. Aquí gana todo el mundo. No hay tamaño, ni edad, no hay colores» insiste Paranius. Tampoco existe el sitio ideal para practicarla. «Para mí, donde haya un bonito paisaje. La capoeira se puede adaptar a cualquier lugar. Eso la enriquece».
Existen también competiciones de capoeira que avanzan hacia su vertiente más deportiva, pero en palabras de Paranius «la competición le quita su espíritu. Aquí se viene a jugar, a reir, a divertirse. Marcar una patada y decir con una sonrisa que te podría haber dado es más divertido que darla». Desde que se crearon los grupos hay más rivalidad, y puede haber «incluso a veces un clima un poco tenso. También se aprende a percibir la malicia. Cuando se forma una roda (círculo donde se actúa) con gente nueva, vas con curiosidad. Puede haber una patada, un toque, la música. Siempre hay algo diferente».
Arte marcial
La capoeira es considerada un arte marcial, «porque ya ha sido testada en una guerra. Ahí es donde se prueban si son efectivas. Se utilizó en la guerra entre Brasil y Paraguay (1864-1870), y en los conflictos con los quilombos. Como arte marcial que es, «hay que demostrar que tu entrenamiento vale, pero no todos tienen que luchar. Es una práctica de grupo, y el profesor orienta, y pone las funciones a cada miembro. Hay tocadores, cantores... En una exhibición puede darse la lucha si dos quieren pelear, pero, si uno no quiere, no. En todo caso, si hay algún roce el que comanda el berimbau decide si se para, y todo el mundo lo respeta».
Bien distintos son los campeonatos de grupos de capoeira, donde se puntúan tres modalidades:
- Bangela:Una demostración de recursos y fundamentos donde se valora el dinamismo, siempre sin tocar al contrincante.
- Angola:La técnica de adaptarse a los movimientos del otro competidor, como un baile de serpientes.
- Regional:Se cuenta la eficiencia. Son patadas, agresividad, buscar objetivos rápidos y golpes efectivos. Pura batalla de reflejos de tres minutos.
Terapia multidisciplinar
El resultado de este caleidoscopio de sensaciones y facetas es «una forma de expresar, de aprender a controlar tu cuerpo y, sobre todo, disfrutar. Es como una terapia. Nació para sacar todo lo malo fuera, y todavía perdura. Si traes un buen cantante y alguien que toque bien, conseguirás el clima perfecto». Se entrenan todos lo papeles y se busca el equilibrio. «Con trabajo se puede ir creciendo en la capoeira hasta ser un maestro, la escala máxima. Un maestro es ya un ejemplo de persona, que resuelve problemas sin estresarse, reconocido como profesional, una persona experta y respetada». Hasta ese cénit existe una escala de monitores, graduados, instructores, profesores y contramaestres. Todo el camino «nace con la roda. Comienza la música, todos se mueven con la ginga -el baile básico de la capoeira-, y a partir de ahí todo fluye» resume Paranius con una sonrisa.

Iñigo Puerta
diariovasco.com